Rebeca vital

Rebeca vital
Cuernavaca, Morelos (2010)

sábado, 23 de julio de 2011

Rebe se describe a sí misma



Soy Rebeca, mujer que se reconoce de un territorio donde los sentimientos son
una forma de conocimiento, de comprensión de la vida. De los sentimientos, elegí
el del cariño hacia los otros, el de la entrega a quien le sea necesario, sí y solo sí,
ese alguien sepa acercarse y reconocer eso como una forma de ver y vivir la vida,
y le sea tan valioso e importante como a mí. Dentro de mi forma de ser he
encontrado la capacidad de darme por completo, hasta perder el límite de mí, de
mi ser, si esa ha llegado a ser la necesidad del otro. Llego a proteger, defender y
cuidar al otro a un límite en el que yo me desvanezco y sé que esa pérdida de mi
ser me ha puesto en peligro, pues mi necesidad y mi estar han sido dejados atrás
muchas veces. Alguna vez expuse mi cuerpo al tiro de una pistola con tal de que
no le hicieran daño a quien amaba; alguna vez permití que descargaran furia en
mí para que el otro se liberara, muchas veces he decidido postergar mi
enfermedad para asistir al otro, porque encuentro en el sacrificio una forma de
satisfacción, una forma de amar. Soy muy, muy intensa, y he buscado siempre
encontrar que esa intensidad se vea reflejada, satisfecha o proyectada en
muchísimas cosas; si ha sido necesario me he permitido querer, amar a más de
un ser al mismo tiempo, porque en ese momento me era necesario y le era
necesario al otro. Me doy por completo en cada instante que vivo amando, al amar
a uno, a otro, les amo con la misma intensidad y no sufro si no me es devuelto ese
darme. Quedan latentes en mí los sentimientos pasados y les dejo surgir como si
apenas ayer hubieran nacido, es decir que si un sentimiento me fue muy grande,
lo hago crecer y lo cultivo, encontrando en esto un enorme gusto por sentirme
capaz de amar siempre. Lo cierto es que sólo el sentimiento del cariño y el amor,
no el del rencor o enojo, esos los pierdo y olvido de inmediato, son cultivados por
mi, y es cierto que eso puede y me ha hecho daño porque soy capaz de abrir mi
puerta nuevamente como si nada, a pesar de lo que me hayan hecho alguna vez.
La parte de mi ser que necesita darse, es enorme para mí, si no la vivo por completo
sufro, no me gusta sentirme atemorizada, avergonzada o enojada si no me es así,
pero ha sido muy difícil en mi vida, ya sea por parámetros sociales o emocionales
en los otros, que esto sea comprendido en ese nivel. No hay en mi maldad o deseo
de hacer daño al querer a más de uno a la vez, no hay tampoco insatisfacción
en el querer, que me haga buscar algo más; no hay hartazgo, aburrimiento, ni
decepción del otro, es sencillamente que amo, amo y no puedo dejar de hacerlo,
amo hasta a mis muertos: Santiago, Roberto, Zanabria, Cuauhtémoc… Amo a
los seres que estén por venir, amo a los hijos de mis seres cercanos, amo a los
seres que aman a quienes amo, amo a los seres que amaron a quien yo amo,
amo de tal manera que aunque no esté con todos ellos, los llevo en mi, pienso
y me preocupo y me alegro de su felicidad como si fuera la mía.

México, D.F., 20 de Enero de 2006




P.D. Este texto lo escribió Rebeca, después de pasar por una crisis sentimental
muy fuerte, a finales de 2005. Ella misma se describía, del mismo modo de como
la pudimos percibir, la mayoría de los que la conocimos. Así era ella.